UNA DE IDIOTAS
Es alarmante que, pese a que cada día se tienen más datos sobre el reajuste económico que a los tres días se convirtió en crisis, a los seis en recesión y dentro de poco en depresión, depende, claro está, de la interpretación lingüística que Solbes quiera darle; la solución que se propone sigue siendo de ingeniería financiera y, por tanto, ficticia. La ventaja de todo eso es que el derrumbe será tan grande y definitivo que ni de los escombros del sistema podrá salir la solución.
Los gobiernos, ya sin timidez, han decidido inyectar ingentes cantidades de dinero al sistema, un dinero que saldrá probablemente de las distintas políticas sociales, las que en principio deberían servir para dinamizar la economía.
Los Estados se hacen cargo de las deudas y estropicios de unos financieros ultraliberales que pretendieron crear el beneficio sobre un producto virtual e inexistente, y que ahora pretenden, vía el presidente de la CEOE, que papa Estado haga un paréntesis en el libre mercado para solucionar sus problemas; los de los pequeños empresarios y de los cientos de miles de autónomos no, esos que se jodan.
No sé si alguna vez alguien ha comparado lo que producimos con lo que gastamos, tanto como individuos como colectividad; tampoco sé si los economistas que se han atrevido con tamaña empresa saben contar. En todo caso no se necesita demasiado estudio universitario, solo sentido común y saber sumar, restar y valorar tanto los bienes consumidos como los producidos.
Leo que mientras los partidos catalanes empezaban a discutir sobre lo adecuado de retirar la ley de sequía ante las lluvias del verano y lo inadecuado de las diferentes políticas del agua, la ciudadanía catalana siguió manteniendo su particular restricción de consumo. Como siempre, en nuestro pequeño país, la ciudadanía anda muy por delante de la clase política.
Y hoy, en una tertulia radiofónica, escucho como Felip Puig -aún no sé como tienen la indecencia de dejar hablar a un tipo tan corrupto- se encabrita porque la Fundación Bofill ha publicado los resultados de su último estudio... los catalanes salidos de la escuela, eso los que terminan la básica, son los más idiotas de Europa. Probablemente Felip Puig esperaba el informe para acusar al Tripartit de inoperancia, el problema es que dicho informe hace hincapié sobre los estudiantes de dieciséis años que estudiaron once bajo su gobierno. La discusión, que en principio se centraba sobre la educación, termina airadamente en reproches sobre la actual financiación. No pintaba bien para el sinvergüenza y, raudo, desvió la conversación. No sé como terminó, cambié el dial y puse música. Y es que la financiación actual depende de los pactos que su propio partido firmó con el PP y que eran de por vida, y uno ya no está por escuchar las estupideces de un tipo tan cínico.
En Catalunya todo el mundo sabe que el gobierno de CIU se dedicó a desviar fondos de la escuela pública para financiar a la privada, pero no a toda sino a la más elitista, esa que el uniforme con escudo bordado no baja de los mil euros. Y ya entonces fueron avisados que aquello convertiría a Catalunya en un país de tontos, pero ellos erre que erre...
¿Cómo iban a dejar sin financiación el cole de sus hijos?
Una buena manera de hacer país, convirtiéndolo en idiota.
8 comentarios
Pcbcarp -
Por otra... Creo que están haciendo exactamente lo que quieren hacer. Ya sabes: corrigiendo el error de haber enseñado a leer a los esclavos.
Luna -
Me gusta,la letra es un poco pequeña para los que hábeis sobrepasado la cuarentena.
Saludos
pau -
Quizá es estupidez o cerrazón mental, tal vez es eso.
Es curioso como los ultraliberales lo son mientras sus prerrogativas culturales y económicas estén a salvo. En el momento que entran en riesgo reniegan de su ideología.
pau -
pau -
Es bueno saber hasta donde se llega y permite que te diga que eres una excepción. Los idiotas no suelen reconocer su condición.
Luna -
¿Razones? fácil de adivinar..
Lola -
Ramón Mier -
A los que hay que financiar es a los estudiantes, de tal suerte que esté al alcance de cualquiera que tenga el talento, la disciplina, la capacidad y la vocación la formación que necesita y merece.
Gobiernos de izquierda y derecha se equivocan al apostar al confundir educación con escolarización, y al creer que apoyando económicamente lo segundo se consigue lo primero.