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UN GATO EN EL BALCÓN

CAYUCOS

 

Llegamos a acuerdos internacionales, buscamos la colaboración del resto de la Unión, untamos a los jerifaltes senegaleses para conseguir la repatriación de sus ciudadanos...

Tres mil quinientos millones para ser exacto, o eso es lo que se cuenta en círculos oficiosos de Senegal.

De los tres mil quinientos, se invertirán cien en una autovía de tres centímetros de asfalto, no durará ni un mes. Cien más en electrificar medio país, eso sí, sin cableado, solo las torres. Otros tantos en construir un aeropuerto en el sur, sin torre de control ni la instalación de los aparatos, aparatos que se oxidarán en las próximas lluvias. El resto irá al bolsillo de los jerifaltes y vete a saber quien más.

 

Me informan que en el sur del país se están construyendo docenas de cayucos con capacidad para quinientas personas, en una semana se terminarán uno al día. Las quillas vienen prefabricadas de Europa y pasan por la autoridad portuaria como si nada, con prioridad absoluta. Tienen más prioridad las quillas que los alimentos perecederos.

Los cayucos salen de las playas senegalesas para encontrarse con pesqueros, quienes embarcan el personal y acercan el cayuco al límite de las aguas territoriales españolas.

Eso lo escucho alucinado. Si no me lo contara quien yo sé, no podría creerlo.

Me da nombres de pesqueros, muchos españoles.

Se sabe que pronto tendrán problemas pero ya están preparados para embarcar desde Guinea Conakry, a treinta kilómetros de donde lo hacen ahora.

Supongo que Rubalcaba deberá llenar otra vez el maletín e ir para allá. Luego será otro y otro...

Hay un montón de países y lugares de embarque, otro de pesqueros esperando el sobresueldo y otro de africanos haciendo cola, que lo han vendido todo y endeudado sus familias.

 

Y se habla de cayucos pero, según parece, solo el veinte por ciento de la inmigración ilegal entra en cayuco. Y digo según parece porque nadie lo sabe con exactitud.

 

Por Barajas desembarcan diariamente quinientos sudamericanos que no vuelven. En las calles de La Paz o Quito, se anuncian agencias de viajes que garantizan dos intentos y financian el viaje en cómodos plazos.

De China se entra con pasaportes japoneses falsificados, los cuales, una vez utilizados, son reexpedidos a China para su reciclaje.

Docenas de autocares de Europa del Este entran cada día por La Junquera, entran llenos y salen vacíos.

 

Pero, después de todo, las grandes civilizaciones expansivas se han desarrollado con mezcla de sangre y razas. Desde la antigua Ática hasta el mundo anglosajón, todos han sido a causa de grandes mezclas.

El intercambio genético, el mestizaje... da vida y riqueza a todo ser vivo, sino fíjense ustedes en lo buenorros-as que están los mulatos.

Pero la situación se va de madre, tan de madre como a los antiguos aztecas o incas se les fue cuando entraron los ibéricos. Y es que después del bote siempre llega el rebote y, depende del material con que esté echo, es mucho mayor el segundo que el primero.

 

2 comentarios

pau a Luna -

Creo que intento responder a tu pregunta en el nuevo tema

Luna -

A veces me pregunto tantas cosas sobre este tema y no encuentro una solución.
Es cierto que entran por todos los lados y que entrarán buenos, malos y regulares ¿cómo distinguirlos? ¿que hacemos con los que entran por el mar, dejar que mueran, no salvarles?