Blogia
UN GATO EN EL BALCÓN

SIGUIENDO EL JUEGO

 

Mandamos nuestros soldaditos a Líbano. Bueno, eso de nuestros es mucho decir, posiblemente hayan guatemaltecos, bolivianos y hondureños, de costarricenses y cubanos seguro que no, que de esos no hay.

Mandamos nuestros soldaditos, según parece, para defender la paz entre los unos y los otros, unos asesinos depredadores contra otros que, aparentemente, no lo son tanto. Digo que según parece porque nada es como parece ser.

La realidad es que los israelitas invadieron un país al que ya conocen su geografía, lo que ocurre es que se quedaron a treinta kilómetros de su frontera y de allí no pasaron, de intentarlo ya lo intentaron ya, pero nada, que no. Y es que las armas rusas, por lo visto, están mejorando muy aprisa.

El gobierno de Israel, al no avanzar como estaba previsto, se quejó al ruso de que éste vendía armas a Hezbollah. Los rusos hacen como los demás, prueban lo suyo en casa ajena.

Israel no pudo vencer militarmente ni con bombas de fragmentación. Necesita la ayuda de los estados occidentales para salir del atolladero, necesita de estos para hacer de tapón entre Hezbollah y él. Antes de que eso ocurriera lanzó un amenazador mensaje a España:

"De seguir así, no contaremos con vosotros para nada"

Un mensaje , por lo que parece, chulesco y desafortunado. Un mensaje que ahora podría servir para mandar a la mierda a toda una nación o cobrar el servicio a peso de oro.

Morirán soldados, españoles, italianos o franceses. Morirán probablemente por un ataque aéreo israelí, morirán por “accidente”, por un error “comprensible”. Los medios descubrirán que el error era “evitable” pero no lo fue por desidia, falta de organización o maniobras de la ultraderecha israelí. 

¿Qué ocurrirá entonces?

Si muere un soldadito francés o italiano en manos de Israel no sucederá nada, ellos ya están acostumbrados. Pero... ¿y si el soldadito fuera español? 

Me veo a los del PP hablando del conturbenio judeo-masónico.

¡No! Esos no, esos llamarán al mandamás americano para ver como resuelven el problema, llamarán a los asesores de imagen de su jefe para salvar los muebles, unos muebles carcomidos gracias a la destreza del patán mayor del partido, léase PJR. 

El gobierno israelita ya no controla la situación en su pequeño país, tampoco su ejército es lo que fue, tampoco su enemigo es el de antes. Ahora luchan niños-bien contra técnicos o informáticos desesperados y antes luchaban soldados aguerridos y entrenados, contra hortelanos a los que les obligaban a coger un fusil mal calibrado.

Las cosas han cambiado sustancialmente, demasiado para un mundo que mira obnubilado como una nación, la mayor y más poderosa, es gobernada por un subnormal borrachín elegido por un pueblo que está a años luz de vivir en democracia y que ni sabe hacer la O con un canuto.

 

2 comentarios

Portorosa -

Hola, Pau.
Yo estoy a favor de que vayan tropas. Por supuesto hay muchos aspectos criticables, muchos; pero creo, a pesar de todo, preferible que vayan a que la cosa siga igual.
Las muertes no las vamos a asumir, como cada vez las asume menos Israel; pero ésa es una muestra del desarrollo de una sociedad.

En cuanto al problema de fondo, ni que decir tiene que no se soluciona lo más mínimo con el envío de tropas. Para soluciones reales hace falta muchísimo más que conseguir que dejen de matarse, aunque sin duda esto sea lo primordial y más urgente.

Un abrazo.

Hannah -

Salvo algunas salvedades, comparto lo que dices en tu post. Personalmente me fio tan poco de la administración israelí -podríamos decir bushiana que para el caso es lo mismo- como de Hizbolah, esmás: no me fío nada de nada y lo más probable es lo de siempre: quien se mete a redentor, suele salir crucificado. Y sí, lo más predecible es que lleguen más de una caja funeraria a los países que han mandado soldados bajo el mandato de naciones unidas para actuar como fuerzas de paz, de interposición... ¿Y qué hacemos? ¿Dejamos que se sigan matando unos a otros y otros a unos hasta que no quede ni Dios, cómo sigue pasando entre Israel y Gaza? Las fuerzas de interposición o de paz, irán... Pero el problema de fondo no queda por ello resuelto.

Un abrazo entrañable

Hannah