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UN GATO EN EL BALCÓN

ÁFRICA

 

Hace unos días nos visitó nuestro socio y amigo senegalés. Comimos con él, disertamos sobre los problemas que nos atañen y discutimos la mejor forma de hacerles frente.

Hace tiempo que abandonamos la idea de enviar más productos y dinero al país, porque ya no disponemos de lo primero, y el poco de lo segundo que nos queda debemos utilizarlo para la supervivencia de nuestra empresa.

Más tarde, ya en el café y con el conveniente sosiego, nuestro amigo nos notificó los últimos acontecimientos de su tierra.

El gobierno, para él uno de los más corruptos que ha soportado el país, había cerrado unilateralmente las centrales eléctricas durante días salteados para evitar el consumo de petróleo; y también, durante una semana, todas las gasolineras del país quedaron desabastecidas.

Nuestro amigo nos explicó que todo el tejido industrial del país tuvo que cerrar durante los días del apagón. Solo pudieron funcionar las empresas que disponían de generadores, y en la medida que estos pudieron suplir sus necesidades.

- Un desastre- nos dijo.

El caos económico en uno de los países bandera del desarrollo en África.

 

Hace años se construyó, con fondos de la ONU para el desarrollo del tercer mundo, una carretera que atravesaba el país. De aquella carretera solo queda el recuerdo. El gobierno utilizó el peor asfalto y la profundidad del piso apenas llegaba a los dos centímetros, justo para tomar la foto y quedar bien. A las primeras lluvias, la carretera había desaparecido.

Nos contaba nuestro amigo, que el nuevo responsable de repartir el dinero, catalán para más señas, se negaba sistemáticamente a hacer nuevas inversiones si no era con las garantías que él mismo dictaminase. Parece ser que es uno de los tipos más odiados del continente, algo que no me extraña visto su éxito. Según nuestro socio, las inversiones han disminuido desde entonces a la mitad.

El hecho que no haya inversiones, por tanto, contratos para empresas y trabajo para la ciudadanía, creará aún más pobreza; pero también un mejor cuidado para el desarrollo de nuevos proyectos. Los gobernantes deberán evitar su ancestral y corrupta avaricia, de no ser así se arriesgan a sufrir desórdenes y revoluciones.

 

Tenemos la tendencia de pensar que un sistema financiero fuerte y bien articulado puede solucionar los problemas del África subsahariana, que facilite el crédito y la circulación de capitales. Nosotros, después de algunas tristes y descorazonadoras experiencias, sufridas a causa del obligado paso por Citibank del dinero y capitales producidos por la exportación e importación, hemos constatado que no es así.

Los pagos, cobros y cambios de dinero que hemos hecho a través de los cauces ordinarios se han perdido durante mucho tiempo, distraídos, nadie sabe el por qué, en alguna oficina de Londres o Nueva York. Nunca -qué casualidad- en Barcelona, París o Frankfurt. Sin embargo, el método tradicional del maletín con dinero, tan atrasado en nuestros tiempos, jamás ha fallado; como tampoco los nuevos sistemas de puenteo de la banca internacional, utilizados por entidades tan banales como La Caixa o el Banco de Sabadell.

Asombroso.

 

Hasta ahora, adquirir semillas a empresas especializadas representaba pagar a través de la banca internacional, enseñar contratos de arrendamiento al gobierno y pagar, cómo no, una suculenta comisión. Después uno podía encontrarse con semillas defectuosas o tratadas tóxicamente sin posibilidad de reclamación. Es África y eso de reclamar es muy difícil, y más si es a una multinacional con sede en Chicago, Miami o México. Descubrimos que si las comprábamos en Barcelona, en un almacén de cualquier cooperativa, salían más baratas, nos las facturaban a un precio adecuado para pasar la aduana y nadie nos preguntaba para qué las queríamos. El envío por barco a través de una naviera valenciana y su llegada a los pocos días de travesía, han hecho que hoy existan bastantes hectáreas de cultivo en el centro del país.

Sabemos que no podrán venderse en el extranjero. No han pasado por las multinacionales adecuadas ni por la banca anglosajona, tampoco por la codicia gubernamental; pero servirán, eso sí, para cambiar, vender y comprar entre las comunidades; para comer a fin de cuentas.

¿El resto?

Ya vendrá.

Los gobiernos tienen la tendencia de legalizar el entorno. Si hay riqueza se hará una carretera y se crearán oficinas del gobierno. Nadie es tan idiota de perder la posibilidad de hacer dinero.

 

La solución de África debe venir de manos de los africanos y de su voluntad de cambio. Si esta falla, poco se puede hacer.

Mi socio pronto irá para allá. Por un lado para controlar, firmar y negociar algunos asuntos; por otro para ayudar a crear otra empresa agrícola. Un amigo va a cobrar el subsidio de desempleo en su totalidad, ese tan famoso que el ministro ha anunciado para todo inmigrante que acepte no volver en cinco años. Con este dinero adquirirán semillas y maquinaria y crearán la empresa. Mi socio debe dejar constancia de su propiedad ante la familia y la aldea, debe demostrar que controlará las cuentas y que enviará el dinero desde España para el pago de los sueldos. Solo así nadie se atreverá a expoliar al recién llegado antes de poder acometer la inversión.

 

La lógica nos dice que para levantar una sociedad se necesita un buen y sólido tejido empresarial y, por tanto, financiero. En eso estamos de acuerdo. En lo que discernimos es en el sistema para conseguirlo.

Es inútil construir una carretera que va a ninguna parte con un coste diez veces superior al real y que apenas va a durar un año. Es inútil construir centrales eléctricas sin posibilidad de mantenerlas y para llevar electricidad a lugares alejados y casi deshabitados.

Hace más de un año escribía en este blog sobre la Jatropha, una planta de fácil cultivo y que puede desarrollarse en áreas desérticas. Entre Senegal, Mali y Mauritania existen millones de hectáreas adecuadas para ella. Pequeñas empresas familiares de prensado y refino podrían abastecer a otras pequeñas centrales eléctricas de propiedad municipal con motores diessel, sencillos, baratos y de fácil mantenimiento. Abastecerían sobradamente a los poblados y, más adelante, si la infraestructura saliera rentable, podrían vender la energía sobrante a la empresa nacional.

Primero se debe crear un tejido empresarial pequeño y ágil, invertir en educación profesional e incentivar al antiguo emigrante para que invierta asesorándolo convenientemente. Nunca empezar la casa por el tejado, y más cuando está lleno de goteras a causa de la corrupción y el mal gobierno.

El gobierno mundial debe procurar premiar al trabajo y la industria, defendiéndolo de las apetencias de terceros; también castigar y acorralar la corrupción. Y nada mejor que lo primero para evitar lo segundo. El resto viene solo, con el libre comercio, la misma educación y la creación de empresas financieras asociativas.

No es lógico que un pollo alemán cueste la mitad en Dakar que en Berlín, y bastante menos que uno criado en las granjas senegalesas. Algo falla en el mecanismo de ayuda cuando solo sirve para exportar los excedentes de los países ricos y evitar la producción de bienes en el receptor.

 

 

1 comentario

fiorella -

Leì todo el post.Ahora,tus dos ùltimos pàrrafos me resuenan como de excesiva inocencia. Te resulta asombroso que resulte mejor el maletìn que los causes normales a la hora de enviar $$?
El gobierno mundial,como decìs vos, no premia, lucra y defiende el capital y no precisamente el del pueblo africano. Un pollo alemàn en la mesa de Dakkar?Dumping claro y simple. Quièn va a criar pollos en Dakkar si son màs baratos los alemanes?
Cuando nadie crie pollos en Dakkar,ahì el pollo alemàn o el de Noruega saldràn un lingote de oro. Si no es dumping y si es la venta del sobrante de producciòn,lo mismo de siempre,lucro.Lucro no solo con el africano sino que tambièn con la hora del trabajador aleman.Pero como todo esto es una maraña de como el capital,el individualismo,la avaricia,las ansias de poder y dominaciòn van por lo que creen que les pertenece y ya lo sabemos,no?,pensemos mejor en alternativas reales. Seguramente los propios africanos tienen buenas ideas respecto a que hacer, el mejor lugar a ocupar serìa el de acompañar procesos de autogestiòn, solo eso.
Pau, y que conste que soy una ignorante de los detalles de la historia,pero la descolonizaciòn luego de la segunda guerra mundial dejo bien claro quien produce y quien vende.Quien mal vende sus materias primas y encima a quien le compra la producciòn con valor agregado de las mismas.Africa es un continente riquìsimo, no voy a descubrir la pòlvora, tiene todo para que su gente viva bien sin depender de nadie.Pero el gobierno mundial,el de la ONU y sus organismos se dedican al saqueo,para luego dar limosnas ,Unicef,Fao,etc...dan vergûenza,asco.Un beso