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UN GATO EN EL BALCÓN

DINERO DE PIEDRA

 

    Hace poco decía que no conocíamos el límite temporal de la actual recesión -hoy ya podemos describir la situación con esta palabra. El Reino Unido ha entrado en ella y esperamos que pronto, a no ser que el ministro invente otro vocablo, España también-

    En estos momentos creemos que pasado un año, la recesión se habrá convertido en una clara depresión y se estabilizará como tal hasta los dos años y medio. Entre esas dos etapas podrán sentirse sensibles cambios que, quizá, engañen a una ciudadanía sedienta de buenas noticias; pequeñas subidas seguidas por sendas bajadas.

    En dichas estimaciones no está contemplado una guerra a lo Bush, un ataque de Al Qaeda de proporciones gigantescas, ni que Israel, Rusia o India por poner buenos ejemplos, sean gobernadas por cualquier demente ultranacionalista; como tampoco que en una gran potencia sea elegido un estadista capaz. Como podemos observar, las variables son demasiado grandes para predecir con cierta exactitud.

 

    Durante los próximos meses, las grandes empresas, algunas con razón y otras aprovechando las circunstancias, reajustarán sus plantillas dejándolas a la mitad en muchos casos, en otros el ajuste será inferior y en otros cerrarán sin más. Sus trabajadores, acostumbrados a cobrar sueldos razonablemente importantes, evitarán los contratos temporales o de inferior salario, con la esperanza de encontrar, con tiempo, uno mejor. A medida que transcurra y el seguro vaya agotándose, muchos trabajadores habrán perdido el tren del trabajo encontrándose con una masa laboral nueva, joven y mucho más profesionalizada. Entonces, el comercio, ya de por sí dañado, se resentirá mortalmente. La gran empresa cerrará alguna de sus grandes superficies en un intento de concentrar la poca venta en sus centros más rentables.

    La actual recesión no tendrá nada que ver ni será comparable a ninguna otra. El mundo financiero, por mucho que se intente salvar, quedará gravemente tocado; eso significa que la gran empresa no podrá hacer frente a la crisis con las habituales prebendas bancarias. Serán los pequeños comercios, con gastos mínimos y una estructura pequeña, los que se defenderán mejor, sobre todo los que puedan ofrecer crédito a su clientela.

    Veremos muchas grandes empresas descapitalizarse a causa de los impagos: tarjetas de crédito o pagos aplazados con financiación propia. La banca no podrá dar el suficiente crédito para mantener este nivel de morosidad, tampoco las industrias podrán soportar aplazamientos de pago o excesivos alargamientos de letras, ya que los bancos se verán impotentes para soportarlo.

    Hoy, más que nunca, vemos por quien hemos sido gobernados: un lunático egocéntrico con signos de algún tipo de drogadicción, algo idiota y con manía persecutoria. También comprobamos a lo que nos lleva un gobierno, el actual, de inseguros.

    Está claro que, por antiguas declaraciones, los actuales gobernantes españoles sabían como terminaría la burbuja inmobiliaria, sin hacer nada por evitarla.

    Posiblemente, tal como están la política y la ley, poco se podía hacer desde la administración central con algunas Cajas. La de Madrid y la de Levante, que hoy son las que en peor situación están, son dirigidas políticamente por gobiernos del PP, y todos sabemos de qué pie calzan. Las catalanas, que son las que conozco, eran reacias a dar hipotecas sin garantías, y si lo hacían era con su baremo de tasación, muy inferior al que las inmobiliarias o bancos dictaban. También el particular sistema de administrar el territorio por algunas comunidades consiguió que, pese al antiguo gobierno de la derecha, se contuviera de manera razonable la urbanización. En algunas de ellas, aun existiendo miles de viviendas sin posibilidad de venta, se encuentran entremezcladas en el territorio, pudiendo ser vendidas o alquiladas con más facilidad; mientras, en otras comunidades pueden apreciarse barrios y poblaciones en venta, vacíos y con sus ayuntamientos sin posibilidad de urbanizarlos y mantenerlos.

 

    La duración de la actual crisis será algo más larga de lo que debiera, por la dilapidación del dinero que hubiera debido servir para paliar parte de sus efectos.

    La administración ha creído que inyectando liquidez a la gran banca podría solucionar el problema, y lo único que va a conseguir es que esa enjuague con él una pequeña parte de su descalabro, alargar un par de meses su agonía. Nadie en el mundo, ni China, Japón, Rusia o los países árabes, los grandes receptores de divisas, pueden enjuagar el déficit financiero mundial. La única solución, a nuestro entender, es sacrificar la banca financiera y, con ello, el valor de sus "propiedades" hasta límites aceptables.

    ¿A qué se le puede llamar aceptable?

    A lo que el ciudadano puede pagar.

    Debemos recordar lo que es dinero, una herramienta con la que se adquiere un bien.

    El dinero debe ir en consonancia con los bienes que se pueden adquirir, nunca lo contrario.

 

    El lunes, en una reunión en la que abundaban economistas, me reía ante su insensato mundo y constataba que la economía ha sido dirigida más por la ideología, que por la inteligencia de unos señores, que nunca deberían disponer de la primera y que olvidan la segunda.

    Hoy, asombrados, vemos como los economistas de izquierdas pregonan contra la socialización de la banca y los de derechas la imploran. Sin embargo, no son los únicos que muestran signos de desequilibrio mental, sino miren ustedes lo que piensa la presidenta de la comunidad madrileña. Lo que no sé es lo que pensaban los asistentes, muchos de ellos votantes de la payasa inepta. Lo cierto es que me sabe mal por los madrileños, pero por lo menos ya tienen la explicación de tanto ladrillo mal puesto y por pagar, y que Caja Madrid no sepa de donde sacar el dinero, eso sí... con "beneficios".

 

    Este, quizá, sea el mejor momento para recordar la historia de la isla de Yap.

 

 

5 comentarios

fiorella -

Bueno, yo no vivo en España, pero los temas que tocàs son universales. Respecto a la autorregulaciòn del mercado y todo eso, discrepo. El capitalismo lo regula para sì.Su "autorregulaciòn", su "oferta y demanda" son meros letreros que esconden lo ya sabido, ganas màs y màs y repartir menos y menos. Mucho en manos de pocos y muchos con cada vez menos.
Seguramente y por lo poco que sè el hombre,genericamente hablando, tuvo un pasado donde primaba lo colectivo y no lo individual, tribal. Los bienes,alimentos,etc...eran colectivos tanto para usarlos como para generarlos.Un beso

Pau -

Cierto. El mercado, como la naturaleza, se autorregula. Ahora bien...
¿A qué precio?
Sabemos el de la naturaleza. Entonces, siguiendo la simple y escolar regla de tres...

Pau -

En principio todos tenemos lo que nos merecemos. Nosotros tuvimos a CIU durante muchos años; en los últimos, el descontrol económico era tal, que para pagar los funcionarios sacaban el dinero de cualquier presupuesto. Luego andaban por ahí chuleando de clase social -raza no por ser políticamente incorrecto- con "seny" y buena administración por ser catalanes. A muchos de ellos aún les duele tener un "Molt Honrable" de Iznájar con apellido de vino cordobés. Su problema es que demuestra más "seny" y laboriosidad que todos ellos... y ya sabes que no soy precisamente amante de su partido.
Pero todo venía por la preocupación.
No. No estoy preocupado. Hace mucho descubrí que los pueblos terminan superando el mal gobierno.
40 años de dictadura y sobrevivimos. Y sigo sin creer en los milagros. Aunque lo cierto y con el cerebro en la mano, pienso que el gobierno de la Esperanza supera en estupidez a los peores de los últimos tiempos de Franco.

Luna -

No sufras por los madrileños, tenemos lo que nos merecemos y lo que se votó por mayoría absoluta.
Es así de simple el tema, por mucho que algunos nos quedáramos con la boca abierta.
Saludos

Pcbcarp -

Más que ideología, la teoría económica en boga es religión.

De todas formas, asistimos al mercado autorregulándose.