¿EL FIN?
Un pueblo, una gente... puede luchar contra su presunto opresor de muchas maneras. Algunas de ellas con violencia. Una lucha violenta puede ser muy legítima. Sobre todo, cuando hay que defenderse de otra violencia opresora.
Los violentos creen que la solución es responder una hostia con otra, a poder ser, más fuerte que la recibida.
No, no está mal. Ésta es una solución justa para un pueblo oprimido.
El problema es que algunos violentos se perpetúan, se organizan como ejército y, al hacerlo, se profesionalizan.
Las legiones romanas necesitaban conquistas permanentes, no podían parar. Los legionarios vivían de ello. Cuando los licenciaban, arrasaban con todo, incluso con su propio pueblo. Entonces, sus gobernantes buscaban afanosamente otras tierras por conquistar y asolar. Eso también le ocurrió a los Tercios españoles, legionarios sanguinarios donde los hubiera. En la Catalunya de los almogávares, etc.
Y eso es lo que ocurre cuando una fuerza guerrillera y anti-opresora se profesionaliza.
Primero lo hace porque necesita dinero para las armas, no puede fabricarlas ella, no puede luchar con lo poco que tiene y dispone. Después, para usar este dinero, manejarlo y administrarlo, necesita profesionales. Luego, el armamento que dispone, necesita de entrenamiento, que por lo visto, eso de poner bombas lapa o disparar un tiro en la nuca, necesita campos de entrenamiento muy caros. Más tarde se dan cuenta que del aire no se vive, y los entrenados necesitan dedicación completa. Eso representa un sueldo conveniente a sus necesidades, a poder ser, por productividad.
Y ahí radica la diferencia entre la lucha de un pueblo alzado en armas y un grupito de energúmenos que se han montado una historia de liberación.
Un grupito así debería poder ser controlado con facilidad por el resto del pueblo, por el Estado y su poder represivo, por la inteligencia...
Vete aquí que nosotros no hemos disfrutado de eso, de un pueblo valiente, de un Estado fuerte y, sobre todo, de inteligencia.
Ahora, no nos queda más remedio que arreglar el asunto con una pequeña bajada de pantalones. Y digo pequeña porque, los energúmenos, últimamente, la han cagado.
Fueron demasiado lejos y la cagaron. Miguel Ángel Blanco fue su punto de inflexión y comenzó su declive. Al principio no lo parecía, pero fue. El pueblo comenzó a dejar de ser cobarde, el Estado a ser más efectivo gracias a la colaboración ciudadana. Y, sobre todo, recuperamos la inteligencia... Bueno, en el fondo, esa vino allende los Pirineos. Porque, no nos engañemos, La gendarmería ha detenido el doble de etarras que la policía española, sobre todo, a los que mandaban. Luego, exponían sus descubrimientos y los de aquí detenían al resto. Se sabe de algunos que, por falta de pericia y con la consabida rabia de los franceses, se escapaban frente a sus narices.
La inteligencia. Eso es lo que faltó.
Supongo que un día, alguien nos dirá lo que de verdad salió de aquel día con el Carod.
Porque muy infantil hay que ser, para creer que tan solo hubo el pacto de no atentar en Catalunya.
Estoy seguro que algo más hubo. Aparte, claro está, de la estupidez, mala leche y visceralidad de la derecha y los obispos del OPUS.
3 comentarios
Zuriñe -
pau -
Adolezco de información, por ello, sólo insinúo lo que pienso, no afirmo.
Tanto Euskadi como Catalunya están integradas en el territorio español. Pretender la separación de España es cambiar demasiadas reglas de juego.
Siempre he considerado que eso no es una junta de vecinos. Uno no se puede ir así como así y dejar el edificio sin cimientos.
Un frente de liberación es lo que es y debe servir para lo que sirve, a saber: para liberarse.
Siempre entenderé al que lucha por liberarse de un yugo.
Pero. ¿Hay yugo? ¿Hay opresión?
Un pueblo perseguido tiene todo el derecho de emanciparse, matando si hace falta. Pero, ¿este pueblo puede sentirse perseguido?
Yo, como catalán, puedo estar harto de los descerebrados que me desprecian, pero, ¿me siento despreciado por la gente de mi entorno, por la que me interesa?
Es evidente que no.
Entonces, ¿qué derecho me puedo otorgar en dejar un edificio sin cimientos?
Ninguno, a no ser que el resto del país, también lo acepte.
C.B. -
Desde el año 2002 hay reuniones y grupos de trabajo entre socialistas y abertzales. Carod, por mucho que te pese, no hizo casi nada más que enturbiar. Afortunadamente, la insensatez de Carod no se repitió más, no a través de ese cauce de unilateralidad, sino a través del PSE. Es conveniente que te fijes en la forma que se saludan Carod y Jáuregui. Y las aportaciones que desde ERC se han hecho al proceso de estos 3 años y medio no han sido de mucha utilidad ya que cataluña está, como territorio, íntegramente dentro del estado español, algo que no sucede con Euskadi. Y las realidades culturales son distintas. Después de aquello de Carod y conociendo que existían reuniones de trabajo (en su mayoría a través de asociaciones vinculadas a ayuntamientos transfronterizos), ERC envió una carta a Jáuregui en la que le pedía disculpas. Después, nada más.