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UN GATO EN EL BALCÓN

VERACRUZ O LA VERGÜENZA DEL MUNDO

 

 

    Vivimos en un mundo donde ya hace mucho que el poder perdió la compostura.

    Unos políticos asesinos y corruptos se esconden tras la palabra “democracia” para desbaratar todo el contenido humano que hay tras ella.

    Hoy vemos como sin rubor en México sucede algo muy curioso: se asesina a periodistas con total impunidad, tanta que el mismísimo Putin se ha permitido el cachondeo de decir a los presidentes de la UE que, en Rusia, tan grande e inmensa que es, se asesinan menos periodistas que en México, y de ellos nadie se queja.

 

    Está claro que donde hay tal cantidad de droga y tráfico fraudulento debe haber corrupción y crimen. Lo que horroriza es que esos estén tan institucionalizados, que no solo consentidos, por un poder incapaz de gobernar.

    Peco de inocencia, puesto que la corrupción está institucionalizada desde su mismo nacimiento. Y corrupción es crimen, no lo olvidemos.

    Dime quien niega la legalización de una mercancía de consumo y te señalaré quien está detrás de su tráfico.

    Más sencillo: Imposible.

 

    Lo cierto y peor es que dichos gobiernos son elegidos por una mayoría aunque esta sea minoritaria.

    Hay una gran cantidad de ciudadanía que hace de soporte, sea conscientemente o con calculada inconsciencia, de sus criminales estadistas. La santa iglesia: la primera, puesto que las muchas prebendas potencian su cobardía congénita.

    Dime quien puede perder más en un beneficioso cambio para la mayoría y te señalaré al más inmovilista.

    Más claro que eso: Solo el agua.

 

    Sí, es así... Pero el inmovilismo está cuajado incluso en el interior del que menos tiene, del que poco puede perder. Es el mal de nuestro mundo liberal: la esperanza de un posible futuro, una vana esperanza que, aunque lejana y muy poco probable, parece existir.

    El que poco tiene piensa igual que el que mucho tiene, pero en otro sentido y, a la vez, por el mismo proyecto: Su bienestar.

    El primero por su posible conquista y el segundo por el miedo a perderla.

 

    ¿Quién queda?

    El que pierde, el que va a contracorriente, el que avisa al que poco tiene y le demuestra que, de seguir apoyando el sistema, como máximo mantendrá su status.

    Pero este no deja la piel, no es la víctima porque está ya dentro del sistema y, todo lo más, será un pequeño estorbo al que se absorberá por un plato de lentejas.

    La lotería es el último recurso de la pobreza al creer tener la posibilidad de llegar a ser lo que nunca será.

 

    ¿Quién deja entonces la piel?

    El que denuncia e intenta enseñar al hombre a ser lo que es, el que fuerza a abrir los ojos y dice lo que se debe sentir y no a aspirar. A este le arrancan la piel a tiras, lo asesinan y persiguen por la sencilla razón que su espíritu no se compra con un plato de lentejas, no se deja engañar por una vulgar primitiva. Con ese solo queda una opción y el sistema la conoce de sobras.

 

 

    Para más información: El enlace que mi amiga gata ha tenido a bien prestarme.

 

 

    Escribo escuchando Arabesque de Jane Birquin, una música para limpiar el alma.

 

3 comentarios

Ramón Mier -

El gobierno mexicano, o cual quier gobierno, puede atentar en contra del periodismo por dos vias básicas: Atacar directamente a los periodistas o dejando que permanezcan impunes los ataques que se realizan en su contra.

En México es evidente que ambas cosas ocurren, en mayor o menor proporción dependiendo de la región del país y el nivel de gobierno de que se trate.

Garantizar la libertad de expresión y proteger los derechos de quienes se dedican al periodismo es parte de la que debería ser la labor fundamental de estado: Brindar seguridad y proteger los derechos de los ciudadanos.

Incumplir en esas tareas es sumamente reprochable.

Gatopardo -

Gracias en nombre de mis cuates de México, que arriesgan su vida , y que perderían la batalla si no hubiera quien recogiera su testimonio.
Un abrazo solidario

Juan Cosaco -

y yo añado: pierden más todavía los que menos tienen: las mujeres, por ejemplo.
Pero algunos seguimos en el intento de cambiar esto, aunque el riesgo es conocido.
Salud!

jo, es que Jane anima a cualquiera...