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UN GATO EN EL BALCÓN

LA DEPENDENCIA ENERGÉTICA

 

Europa tiene un problema aparentemente insoluble: la energía. Para solucionarlo debe negociar con Estados más o menos totalitarios que desprecian los derechos humanos con total impunidad, léase Rusia por poner un ejemplo.

Ahora estamos muy dados a mirar la gran potencia del Este con lupa, sobre todo desde la óptica demócrata. Y Rusia nunca ha sido demócrata, sus ciudadanos nunca han sentido necesidad de serlo, ni siquiera interés, para ser más exactos.

 

Durante mi vida profesional he tenido tratos con hombres de negocios rusos, por suerte pocos. Su idea de lo que es el comercio y de lo que él deriva, dista mucho de ser algo parecida a la nuestra. La primera pretensión que tienen es comprar sin pagar, no disponen de ningún sentido de continuidad comercial, para ellos el robo es justo y razonable, el impago lógico, la extorsión bien vista desde, incluso, las más altas esferas.

Negociar con Rusia desde una posición de tú a tú es inútil, por lo menos, durante los próximos cien años. Deberá pasar mucho tiempo hasta que su sociedad no aprenda a tratar el comercio desde una perspectiva, ya no occidental, sino, tan solo, razonable.

Para negociar con Rusia hay que hacerlo siempre desde una posición de fuerza. No vale la pena darle la posibilidad de entrar en la gran Europa a cambio de continuidad en el abastecimiento de energía. A Rusia ni le interesa ni conviene la entrada en Europa, ya que, entonces, debería cambiar radicalmente su sistema político, más cercano a la época zarista que a la occidental demócrata.

Rusia no es fiable, se pueden construir grandes gaseoductos, gigantescas estaciones de bombeo, empresas mixtas... pero eso, para la mente económica y política rusa, no significa nada. Al día siguiente de la firma de contratos o construcción de infraestructuras, pueden cambiar de idea y socios menospreciando el derecho internacional.

 

Es curioso que a los árabes no se les pida, tan exigentemente, la democratización de su sistema. Es curioso que, ahora, los cínicos europeos, seamos tan melindrosos con respecto al totalitarismo ruso.

Los árabes, pese a que su sistema dista mucho de parecerse al nuestro, tienen una cultura de compromiso mucho más arraigada. Es más fácil negociar con un árabe que con muchos que se dicen llamar occidentales, tal vez sea que su cultura siempre ha ido de la mano con el comercio, tal vez sea esto.

En Rusia, los únicos capaces de crear redes comerciales, clase media y empresas eran los judíos, y a estos se los llevaron por delante por ser demasiado demócratas, se los llevaron por delante o huyeron.

 

Europa tiene un problema pero no insoluble, solo lo es aparente.

Una Nación como la europea, con sus recursos tecnológicos de primera magnitud, con la ciencia que dispone... ya debería haber solucionado el problema de la energía.

Disponemos de miles de soluciones, desde su creación a través de las mareas oceánicas hasta la eólica, como está demostrando la pequeña Dinamarca. Se pueden buscar pequeñas soluciones a pequeños y locales problemas, diversificar y aprender de la naturaleza, la biología y los fenómenos eléctricos.

La energía es innegociable y caer en manos de Rusia puede conllevar acercarnos más nosotros a ellos que no ellos a nosotros, como, igualmente, un atraso en la conservación del medio ambiente, un atraso de cien años más que, creo, el planeta no está dispuesto a soportar.

 

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