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UN GATO EN EL BALCÓN

FALSA DEMOCRACIA

 

    La grandeza de la democracia es que con ella se puede expresar cualquier idea y presentarla a plebiscito. Eso es lo que sucede en la mayoría de los países que se autodenominan demócratas. En España no es así. Aquí se quiere vender la idea de democracia sin practicarla.

    Una parte importante del territorio no puede expresarse ni votar su opción. La judicatura, en comandita con una parte del poder político, así lo ha determinado.

    La constitución española se lee de mil maneras, algunas de ellas de manera peregrina y en algunos casos ni se mira.

    Un partido político es ilegal si no condena un tipo de violencia, no vale condenar todos, solo uno. Debería ser lógico, pero no lo es, porque una pequeña parte del poder político también se niega a condenar otro tipo de violencia, más mortífera si cabe que la anterior; e incluso tiene como presidente de honor a un asesino y provocador.

    Esa es la grandeza de la democracia o eso dicen, en especial de la ficticia.

    Un partido político nunca debería ser prohibido, otra cosa es que el Estado, mediante la ley, persiga al criminal, al que lo financia y al que lo encubre. Y si parte de los integrantes del partido son criminales, los financian o encubren, deben ser procesados; pero nunca debe hacerse con una idea.

    Lo cierto es que se ha prohibido un partido político, exclusivamente para tomar el poder. En pocas palabras: se ha legalizado ilegalmente un golpe de Estado, ilegalmente porque se han saltado todas las normas que competen a un Estado de derecho y la que dicta la constitución en un caso como este.

    Todo ciudadano que se considera demócrata, debería hacer uso de su derecho y votar exclusivamente a los partidos que no solo pregonan serlo; y, de no haberlos, hacer caso omiso a las elecciones.

 

 

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